Por Gabriel Ortíz
Concluyeron los panamericanos de Perú y han dejado un dulce sabor de boca en el paladar de quienes disfrutamos del deporte. Sin duda alguna la actuación de los atletas mexicanos merece el reconocimiento de todo un pais con sed de victorias, de buenas noticias, de reconocimiento y orgullo nacional. Ellos y ellas han traido gloria a nuestro presente y nuestra memoria, pues como pocas veces hemos presenciado, la competencia se tornó en una cascada de buenos resultados y victorias alucinantes en las pistas, la alberca, el mar, el terreno.
Conforme la competencia maduraba, las noticias de los deportistas y sus hazañas comenzaban a inundar los timeline de las redes sociales. ¡México logra el oro!, ¡oro para México!,¡oro!, ¡oro!..reconozco que es una sensación con la que, me atrevo a decir, pocos estamos familiarizados. Es cierto, a nuestro país no le va mal en juegos del continente, pero estos resultados estando fuera de casa y en disciplinas en las que no se suele siquiera competir, han hecho que el tercer lugar del medallero se sienta como si fuera oro puro. Las victorias en el atletismo estuvieron llenas de gran emoción, la alberca fue una vez más el bastión del poderío mexicano y aunque con dificultades, el arco mexicano sigue siendo de lo mejor del continente.
Con 37 medallas de oro y muchas otras de plata y bronce, la delegación mexicana dibuja un panorama alentador para Tokio 2020. Pero del mañana ya será tiempo más delante de platicar. Hoy, entre tantas noticias malas de violencia, corrupción e intolerancia, nuestros atletas nos brindan la felicidad de ser de los mejores 3 del continente. ¡Felicidades!
