Arturo Platas
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El día de ayer el Liverpool de Jürgen Klopp logró una victoria cerrada ante el Brighton & Hove Albion con un gol de penal de Mohamed Salah, quien con cuyo gol se convirtió en el octavo goleador histórico del club Red. Aunque el marcador hable de un encuentro rocoso para los de Merseyside, el extremo egipcio junto a la comarca roja demostraron su calidad y más que nada su lugar como el mejor club del mundo en la actualidad. Pero el día de hoy quiero hablarles sobre el hombre del momento, el verdadero “once” ideal.
Estoy harto de los ápodos con los cuales los “expertos” denominan a los jóvenes prospecto: el siguiente Messi, Ronaldo, Maradona, o Pelé. Dicho esto, en el partido de vuelta de Champions League contra la Roma la temporada pasada, encontré un parecido similar entre Mohamed y Lionel. No estoy diciendo que tenga sus mismas capacidades, pero es el único jugador que me ha traído de vuelta ese sentimiento de ansiedad cuando tiene el balón en sus pies. La adrenalina de ver que genialidad ideará después sólo la puedo comparar con el astro argentino del Barcelona.
El decir que sólo en dos temporadas ya es uno de los goleadores históricos de Anfield debe hablar mucho de la calidad del jugador, a mi gusto, el segundo mejor de la actualidad. Sus regates imparables, su humildad en la toma de decisión en el área chica, pero sobre todo, su definición al acercarse a portería hacen que cualquier defensa se achique.
Como aficionado del club catalán reconozco el poder y talento de nuestro “10”, pero admito que aunque no se lleve el “The Best” o el Balón de Oro, cuando Leo le baje a la velocidad, Salah seguirá acelerando.
