Mirar torcido

Por Sergio Aguilar

¿QUÉ ES UNA AGUJA EN UN PAJAR, el pelo en la sopa, la arruga de la camisa?

Un modo de verlos es como un agente extraño que rompe la armonía del conjunto. En el pajar se cuela algo que debemos de expulsar, y vivimos en la fantasía de que, una vez que lo consigamos, podremos regresar a ese edén perdido.

Un modo más interesante (e incómodo) de verlos es no hallar un antagonismo entre el conjunto y el extraño (entre el pajar y la aguja), sino en entender que ese antagonismo se encuentra al interior mismo del conjunto (no se puede tener un pajar sin la aguja).

Para cultivar este modo de ver las cosas, uno necesita “ver torcido” a las cosas, entender que los problemas no se pueden solucionar siempre con facilidad pues, muchas veces, la pregunta es parte del problema.

Entender que siempre hay agujas en los pajares no significa que nos debamos soltar a la pereza y comodidad de creer que, como siempre ha sido así, no hay modo de moverle. A quien le queda perfecto que nos quedemos en esa actitud es a quien está arriba en la relación de poder. Quien dice que “todos los políticos son corruptos” no alcanza a ver que con facilidad podemos imaginar a esos mismos corruptos diciendo “tienes razón, mejor no entres en este ambiente, no te involucres con la administración pública y los asuntos públicos, no vayas a volverte corrupto”.

El discurso científico dice ser “objetivo”, pero habrá que recordar a los médicos que “diagnosticaban” como enfermos mentales a los esclavos negros que intentaban escapar de plantaciones de algodón en Estados Unidos, los científicos pagados por grupos religiosos para “demostrar” que la homosexualidad se puede curar, los programadores que sólo se preocupan por la ganancia e ignoran las consecuencias en la vida social que tendrá su trabajo, los ingenieros que construyen máquinas para tratar más “eficientemente” la carne animal y no ver el desastre ambiental del que son parte: todos ellos son consecuencia de la “objetividad” de la ciencia.

No hay tal cosa como un modo “objetivo” de ver las cosas, sino que siempre, en todo momento, estamos viendo las cosas de un modo torcido. La diferencia es que hay quienes reconocemos esto y hay quienes pretenden ocultar esta dimensión.

Al ver torcido a las cosas, al darse cuenta de que los pajares siempre tienen agujas, uno debe adquirir mayor responsabilidad, pero no sólo para ir buscando la aguja en el pajar, sino detenerse un momento a pensar y considerar que, quizás, debamos empezar por replantearnos al propio pajar. Es un trabajo que parte de la autoinspección y autocrítica, y culmina en la acción por un cambio, un acontecimiento que nos obligue a cuestionarnos a nosotros mismos.

Este espacio quiere invitar a estos procesos, a que las manifestaciones culturales contemporáneas, en las calles y la virtualidad, de la localidad y el mundo, nos tuerzan la mirada hacia nosotros mismos.

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