Por Gerardo Novelo
De todas las opciones, de todas las nominadas, ¿Green Book?
Podría haber sido Bohemian Rhapsody o Black Panther y disfrutaríamos el absoluto caos en redes sociales que causaría una película pop llevándose la máxima estatuilla del año. Pero fue Green Book.
Podría habérsela llevado BlacKkKlansman, una película que toca la misma problemática racial (y, por ende, posee la misma relevancia social) que Green Book, pero lo hace con infinitamente más tacto, genio y mérito cinematográfico. Ah, pero no la cuenta desde la perspectiva de un salvador blanco, que tanto le encanta a la Academia.
Podría habérsela llevado Roma. Una buena película habría ganado. Chance y veíamos explotar las cabezas racistas, auto-descritos “políticamente incorrectos” que tanto se quejan de Yalitza. Pero fue Green Book.
Podría haber sido The Favourite o Vice, ambas grandes películas. Podría haber sido A Star Is Born, un satisfactorio Oscar-bait. Pero fue Green Book.
La mejor película del año se acerca a su tesis a pasos torpes. La afronta de forma mediocre e inconclusa. La encuadra desde una perspectiva que delata que no comienzan a entender siquiera el problema que quieren retratar.
La mejor película del año ni siquiera es una gran película, con o sin relevancia social.
Notarán que esta columna es más corta de lo usual. Para esta semana, realmente, lo único que hay por decir es: ¿neta, Green Book?
