No es por jod…

Por Carlos Hornelas:

La Ciudad de México no termina de lidiar con la tragedia del sismo. Los efectos se sienten en cada uno de los ciudadanos quienes a la menor provocación se sienten obligados a rendir parte de lo ocurrido durante la catástrofe, como conjurando al demonio y restándole poder. En algunos de ellos el estupor se convierte en ira cuando advierten que construcciones relativamente recientes se desmoronaron y se llevaron en su caída vidas humanas, algunas de personas tan vulnerables como los niños del colegio Rébsamen. ¿Quién autorizó las modificaciones de la obra original?, ¿cómo se obtuvo la anuencia de las autoridades?, ¿cómo pueden dormir los involucrados?

En el caso del tristemente célebre socavón del pasó exprés en Morelos, en cuya inauguración se hizo saber que duraría cincuenta años, hoy organismos federales y locales se reparten la culpa de haberle arrebatado la vida a dos personas con su negligencia, su desprecio por la obra pública y su indiferencia al dolor humano. En todo caso, la culpa es de Fuenteovejuna, de la corrupción. Como se advierte en ambos ejemplos la corrupción cuesta vidas y mañana puede ser la de cualquiera de nosotros.

Por ello resulta chocante la declaración del presidente Peña Nieto, minimizando la situación y trivializando el sufrimiento. Durante el Foro “Impulsando a México”, organizado por el Grupo Financiero Interacciones y el periódico El Financiero pronunció una más de sus perlas de sabiduría y sensibilidad:

“A lo mejor alguien dirá que no es políticamente correcto lo que voy a decir, pero vemos que a cualquier cosa que ocurra hoy en día dicen que es por la corrupción. Si hay un choque en la esquina dicen que fue la corrupción y buscan quién compró el semáforo que no funcionaba, hemos tenido los ejemplos de socavones, pero a ver, pasan en todas partes del mundo, ha habido varios más y detrás de cada evento quieren encontrar un responsable o un culpable, y quieren citar a la corrupción cuando no necesariamente es un acto corrupto”

Aquí algunos elementos para documentar su optimismo. De acuerdo con el informe “Las personas y la corrupción en América Latina y el Caribe”, del organismo Transparencia Internacional, México tiene el índice más alto de percepción de ese rubro entre los países de la región. El documento de Transparencia Internacional señala que sólo existen 4 jueces por cada 100,000 habitantes, de lo cual se colige que parte del problema se debe al escaso acceso a la justicia, la cifra negra de delitos y por supuesto, la impunidad rampante que lejos de disminuir, aumenta cada año.

En otro documento, según el Foro Económico Mundial, los países desarrollados con mayores índices de corrupción son México, Eslovaquia, Italia, Hungría, Grecia, República Checa, España, Corea del Sur, Polonia y Eslovenia.

Por otro lado, una investigación a nivel nacional del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), dirigida por María Amparo Casar y titulado “México Anatomía de la corrupción”, ha señalado en diversos rubros cómo afecta el grave flagelo que Peña Nieto ignora y el cual le recomendamos leer, o ler como dice un clásico.

Cabe mencionar que durante su sexenio ocho gobernadores, 7 de ellos de su propio partido han sido procesados por peculado, enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada y que dichas actividades no habrían podido hacerse realidad sin las redes de corrupción que se ha demostrado que existen. Pese a ello, el sistema Nacional anticorrupción que se creó como parte de la reforma constitucional de 2015, a la fecha, presenta que únicamente 10 estados han adecuado su constitución a la federal para armonizar sus disposiciones legales, con lo cual el resto de la república no está preparado para poder operar su propio sistema local anticorrupción (SLA). A esto hay que sumar que el titular de la PGR ha renunciado y en opinión del presidente sería mejor dejar su nombramiento hasta después de las elecciones de 2018. Esperemos que las tarjetas que tiene que entregar Virgilio Andrade a los damnificados se realicen de forma transparente. Uno no lo hace por joder, diría el presidente.

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