Nuestra herencia, el trabajo: René Echeverría Solís

Con solo 31 años, este joven empresario, que está al frente de la compañía Inpesmar, tiene la esperanza de que su negocio continúe dando la oportunidad de trabajar a las futuras generaciones

A su corta edad, 31 años, René Echeverría Solís y su hermano menor José Miguel, de 28 años, forman parte de la tercera generación que está al frente de la empresa familiar Inpesmar (Industrializadora de Pescados y Mariscos), que dio inicio con Inpesmar 1 en Celestún, fundada por su abuelo, Miguel Renán Solís Molina.

Por ello, Echeverría Solís tiene la esperanza de que el negocio siga dando la oportunidad de trabajar a los que vendrán en un futuro.

Egresado de la Licenciatura en Finanzas y Administración Pública de la Anáhuac Mayab, Echeverría Solís compartió que el negocio se dedica a la compra y venta de pescados y mariscos, escamas, moluscos, crustáceos, producto que se trae de lanchas ribereñas de los puestos de Celestún y Sisal, y que, posteriormente, se procesa en Mérida para el mercado americano, canadiense y europeo.

En ese sentido, reconoció que, a diferencia de otros negocios, éste evoluciona, cada año es diferente y nunca es igual, ya que depende del mercado, de lo que se pone de moda y hasta de la madre naturaleza: nortes, huracanes, mareas rojas, más allá de que está regido por la implacable ley de la oferta y la demanda.

“No te digo que todo está escrito. En mi negocio no se estudia. Soy contador público y aplico un poco mis conocimientos de la carrera en cuanto a papeles, pero es un negocio que se aprende, con experiencia lo logras trabajar. Lo que sé, es porque lo aprendí de mi papá, abuelo, tíos, y es lo que llevo a la práctica: cómo sé cuándo es pescado fresco, cuándo un pescado va para un mercado o para otro…”, explicó.

Por otro lado, Echeverría Solís recuerda que hace años había más producto de lo que se puede encontrar actualmente, así como que era un poco más fácil trabajar el negocio ya que eran menos. “Ahora, cada día somos más, más competencia, mucha competencia desleal, mucha gente que no está regularizada, que compra y vende en efectivo, sin factura, productos fuera de temporada, que los vende más barato. No está regulado el trabajo […] era mucho más fácil cuando empecé hace 15 años. Empecé a trabajar desde muy chavito”, añadió, tras compartir algunos de los momentos que vivió cuando era un niño, como recolectar un pulpo con cada pescador para luego vendérselo a su abuelo. Así obtenía dinero durante las vacaciones.
“Me fascina el tema del producto, me apasiona el tema del mar en cuanto al pescado, porque no es un nombre, una marca heredada, sino una imagen de mi familia. Estamos hablando de una tercera generación. Me encantaría que mi hijo pudiera continuar con el legado, si el mar no se ha secado, pero es complicado”, dijo.

A su vez, resaltó que a su padre le fascina el tema social, por lo que tiene muy marcado en la mente el tema de la pesca sustentable, razón por la cual, hace algunos años le apostó a la maricultura.

Por último, reconoció que es más fácil venderle producto al mercado nacional y local porque no se necesita mucha reglamentación, solo que esté congelado, con una factura y enviarla, situación diferente para Europa, ya que se requiere más certificación, papeleo y orden.

Texto: Jesús Gómez
Fotos: Luis Payán

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.