Papelerías de gratos recuerdos

Se acerca el comienzo del ciclo escolar 2019-2020 y los padres de familia ya efectúan sus compras en las papelerías del centro de la ciudad, que en su mayoría lucen con buena afluencia. En este contexto hacemos un viaje al pasado para recordar algunos de estos establecimientos que ya han desaparecido, pero de los cuales quedan muchos recuerdos.

“Librería y papelería A.B.C.”, que era una de las más antiguas de la ciudad de Mérida, se localizaba en la calle 63 entre 62 y 60, justo enfrente de la Plaza Grande, y es muy recordada porque a sus puertas se encontraban los paraderos de los camiones rojos, que como hasta la fecha cubren las rutas del sur.

Por muchos años este negocio brindó servicio a diversas generaciones hasta que cerró sus puertas aproximadamente a finales del siglo pasado.

El sitio web Yucatán Pasado Glorioso destaca que el propietario del negocio era don Lorenzo Fernández, y que en épocas más recientes también perteneció a don Luis Jorge Bolio Vales.

A principios del siglo XX la Compañía de Tranvías de Mérida S. A., la cual era propietaria del edificio, compartía un espacio junto a la papelería, esta vendió la propiedad en el año 1915 a doña María Gómez de Seijo, esposa del distinguido comerciante don Emilio Seijo Rubio, del cual lleva su nombre un concurrido pasaje de la calle 63-A por 60 y 58. Hasta el día de hoy el edificio pertenece a sus descendientes.

Otra de las papelerías que son muy recordadas por los meridanos es “La Literaria”, especialmente por los niños que en la década de los años sesentas, cada fin de año, disfrutaban del desfile que esta empresa organizaba con el mismísimo Santa Claus, al que después de aterrizar en una avioneta se le llevaba hasta el local de este negocio en el que se podían adquirir bicicletas, triciclos y pelotas, mientras que a lo largo del año ofrecía en su segundo piso una amplia variedad de libros de texto.

A “La Literaria” la mayoría de los meridanos la asocian al edificio que ocupa ahora una tienda de telas y que aún llama la atención de los transeúntes que pasan sobre la calle 63 entre 58 y 60, pero su primer local estaba ubicado en el cruce de las calles 60 con 59, frente al Parque Hidalgo, donde en 1936 se construyó el edificio La Nacional.

De acuerdo con el sitio Mérida en la Historia, “La literaria” fue fundada en 1907 por el español Francisco Fontboté Guinjoán, quien la administró hasta 1925 cuando asumió la gerencia Ramón Massó Fontboté, quien le adiciono la juguetería. Massó se encargó de ella hasta 1950.

El hijo de esté último, Ramón Massó Rodríguez, asumió la gerencia hasta el cierre de la papelería a mediados de los años noventa.

En la lista se encuentran también “Pluma y Lápiz”, que se ubicaba en la 65 entre 58 y 60; “Burrel” que estaba a lado del mencionado edificio “La Nacional”, en la 59, y que lo mismo que las papelerías antes mencionadas imprimían sus cuadernos, que en la contraportada traían la útil tabla de multiplicar. Y qué decir de “Teyde”, la papelería ubicada en la curva de la 56 frente al mercado, la cual cerró sus puertas en el año 2009 y de nueva cuenta abrió en 2014 en el local contiguo, ya con el nombre de Mini Teyde, ad hoc a su tamaño y a la cantidad de mercancía que exhibe.

Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Cortesía

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