Poemas para recordar a la chilena Gabriela Mistral

La poeta chiena Gabriela Mistral falleció el 10 de enero de 1957 a causa de un cáncer de páncreas.

La autora tenía 67 años cuando perdió la vida, pero su obra quedó inmortalizada en la historia de la literatura latinoamericana y del Nobel de Literatura, pues la escritora se convirtió en 1945 en la primera creadora iberoamericana en recibir el máximo galardón de las letras. A continuación compartimos tres poemas de Gabriela Mistral para recordar su magnanimidad literaria.

“LA MADRE TRISTE”

Duerme, duerme, dueño mío,
sin zozobra, sin temor,
aunque no se duerma mi alma,
aunque no descanse yo.

Duerme, duerme y en la noche
seas tú menos rumor
que la hoja de la hierba,
que la seda del vellón.

Duerma en ti la carne mía,
mi zozobra, mi temblor.
En ti ciérrense mis ojos:
¡duerma en ti mi corazón!

“MIEDO”

Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta…
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que a un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla…
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!

“LA NOCHE”

Por que duermas, hijo mío,
el ocaso no arde más:
no hay más brillo que el rocío,
más blancura que mi faz.

Por que duermas, hijo mío,
el camino enmudeció:
nadie gime sino el río;
nada existe sino yo.

Se anegó de niebla el llano.
Se encogió el suspiro azul.
Se ha posado como mano
sobre el mundo la quietud.

Yo no solo fui meciendo
a mi niño en mi cantar:
a la Tierra iba durmiendo
el vaivén del acunar…

Texto y foto: El Universal

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.