Primer Congreso Feminista de Yucatán, un impulso histórico para las mujeres

El contexto en el que se convocó este evento estuvo marcado por condiciones de extrema explotación en la producción henequera y que incluía, en el caso de las mujeres, hasta la esclavitud sexual

El 13 de enero de 1916, hace 104 años, se inauguró en el Teatro José Peón Contreras el Primer Congreso Feminista de Yucatán, en el que las 620 participantes opinaron sobre temas de igualdad de derechos y oportunidades de desarrollo.

El congreso, el primero en México, fue convocado por el entonces gobernador Salvador Alvarado el 28 de octubre de 1915 para celebrarse en diciembre, pero por razones aún desconocidas se aplazó hasta enero del siguiente año.

El contexto en el que se convocó este evento, explicó la maestra Georgina del Carmen Rosado, estuvo marcado por condiciones de extrema explotación en la producción en las haciendas henequeneras y que incluía, en el caso de las mujeres, hasta la esclavitud sexual, y fue también durante el porfiriato cuando se multiplicaron las logias masónicas, se dio impulso a la educación laica y científica, proliferaron las revistas literarias y las sociedades culturales donde participaban activamente las mujeres.

La información del evento, se indica en la obra “Las Hijas de Eva”, (término con el que en las logias masónicas los miembros hacían alusión a sus hermanas o hijas), corresponde a Ricardo Mimenza Castillo, el cual se publicó primero en “La Voz de la Revolución” y, posteriormente, en la obra denominada “Anales de esa Memorable Asamblea”.

Estando pletórico el Peón Contreras, y tras algunas piezas musicales ejecutadas por la Banda del Estado Mayor, la inauguración oficial estuvo a cargo del Coronel Aguirre Colorado, en representación del general Salvador Alvarado se lee en esta crónica que se rescató en el libro “Las Hijas de Eva, las semillas de una revolución”, que editó el Gobierno del Estado con motivo del Centenario del mencionado Congreso.

Entre las contribuciones de este evento, se destacan el concepto de igualdad jurídica entre hombres y mujeres, permitir el divorcio absoluto, abrir el espacio a las mujeres en la administración pública y en la educación normal, y con ello propiciar la educación superior.

En su mayoría, las asistentes al congreso eran maestras, ya que la enseñanza era el único estudio legítimo al que tenían acceso las mujeres y, por lo tanto, casi el único trabajo remunerado que permitía la sociedad.

Resulta factible e importante señalar los vínculos entre la masonería yucateca y las pioneras del feminismo yucateco. Entre las más destacadas, de acuerdo con “Hijas de Eva”, figura Gertrudis Tenorio Zavala, fundadora junto con Rita Cetina, de la Sociedad La Siempre Viva, que era nieta de Lorenzo de Zavala, liberal promotor de las primeras logias masónicas de Yucatán.

También era descendiente del mencionado Lorenzo de Zavala, la profesora Consuelo Zavala Castillo, fundadora de la primera escuela privada laica para niñas en Yucatán y presidenta del Comité organizador del Primer Congreso Feminista, al que asistió un nutrido contingente procedente de Espita, villa que junto con la ciudad de Valladolid son considerados los primeros lugares en los que se fundaron logias masónicas en las que los patriarcas de las más familias más importantes participaban en ellas.

Ejemplo de ello son las familias Triay, Peniche, Rosado, Patrón, Osorno, Erosa y Cetina, entre otras que en el caso de Espita, participaron activa y simultáneamente en la masonería y la “Sociedad Progreso y Recreo”.

De las asistentes al Congreso, se destaca las espiteña Mercedes Peniche López, la maestra “Mechita” y Pilar Fontaniles, directora de la revista Arpa Eolia, quien inclusive participó activamente del comité responsable de estudiar y absolver los trabajos que se presentaron durante el congreso.

Texto: Manuel Pool Moguel

Fotos: Cortesía

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