¿Pueden las acciones individuales hacer un cambio en el mundo?

Por Sergio Aguilar

Esta  es la pregunta más fundamental con respecto al más grande desastre para la humanidad: el cambio climático.

Rápidamente: no, las acciones individuales no pueden hacer un cambio en el mundo. Sin embargo, me niego al cinismo neoliberal que caracteriza a quienes con sorna comparten imágenes o textos diciendo que “plantar árboles” y “no usar bolsas de plástico” no combaten el cambio climático.

Y creo que son cínicos sin saberlo, pues ese cambio que dicen que no se está consiguiendo, tampoco lo están buscando. Siguen comiendo mucha más carne de la que requieren, como en esos asquerosos restaurantes de buffet de cortes, sin tomar en cuenta la enorme contaminación que provoca ese consumo desmedido. Siguen comprando ropa varias veces al año, sin considerar la explotación laboral de las marcas que les venden etiquetas, marcas, y no telas. Siguen usando gasolina sin medida, pretendiendo ignorar (pues claro que se sabe) lo mucho que contamina la producción y consumo de gasolina.

Es decir, siguen creyendo que con sus acciones individuales de compartir imágenes con gran cinismo y sorna provocarán un cambio en la percepción de las pequeñas acciones de los demás.

El enemigo de todo verdadero cambio de este mundo es el cinismo que necesita la ideología neoliberal para funcionar, cinismo al que ayudamos con esa actitud de perversa risa cuando vemos que el vecino está preocupado por un árbol.

Yo le invitaría a quienes se burlan de quienes no usamos bolsas de plástico o tratamos de consumir menos carne, a que sean el cambio del que tanto se quejan no ser. Por más que odie esa frase, aquí definitivamente aplica la idea de que “seas el cambio que quieres ver en el mundo”: tú, que compartes con goce de superioridad la historia (ya muy cliché) de la niña que le dice a su papá que no acepta bolsa de plástico, que los cambios individuales no hacen un agujero en el sistema, ¿qué hacer para agujerear el sistema?

El modo en que las acciones individuales logran hacer cambios en el mundo es con un compromiso con una universalidad desde la singularidad. Por eso las luchas del particular no alcanzan a hacer un verdadero cambio: porque no apuntan a la lógica de la universalidad.

Pretender cambiar las condiciones climáticas desde el particular, es el empresario que dice que se puede “mediar”, para no perder ganancias y contribuir al cambio. El problema es ése, creer que hay que “mediar”, o peor aún, no entender que su “mediación” ya está cargada a un lado: con tal de no perder sus ganancias es que se sacrifica el cambio radical que se necesita.

Por eso es vomitiva la actitud con la que se escucha con frecuencia que la potabilización del agua o sistemas de transporte más amigables con el medio ambiente son “muy caros”. Ahí vemos nuevamente al cinismo que esta neoliberalización nos ha llevado: el mundo, muy literalmente, se está yendo a la chingada, pero es más fácil imaginar eso que imaginar un diferente arreglo de las relaciones de producción.

Por ello, aunque a muchos les cause gracia, hay que entender que Marx ya apuntaba esto: solo habrán dos finales para el capitalismo, la revolución proletaria o el fin de los recursos. Como nos es fácil imaginar el fin del planeta porque ya lo empezamos a vivir, quizá nos merecemos esa extinción. Nuestro cinismo nos empujó a tomar esa decisión.

 

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