¿Qué sigue?

Por Miguel Hernández II Madero

Este año se presenta con amenazas de tormenta en el horizonte, que pueden convertir en pesadillas las esperanzas que millones de mexicanos pusieron en el partido actualmente en el poder.

Desde el inicio de la actual administración federal hemos visto anuncios optimistas, identificación de culpables, resultados de encuestas favorecedoras y todo ello, enmarcando un escenario donde se pasean personajes que antes militaban con otra camiseta y ahora se han subido al carro incontenible, hasta ahora, del partido del Presidente.

Frente a la esperanza, vemos cómo siguen la impunidad, la arbitrariedad y el despojo descarado en diversas partes del territorio de este gran país que es México. Pero lo más peligroso es que todo se está justificando, incluso la violencia que ha registrado el mayor número de asesinatos en el país, comparado con las dos administraciones del pasado reciente.

Todo esto con un clima serio de persecución desatada contra quienes se atreven a decir que no estamos en un mundo maravilloso, sino que las cosas se están agravando.

Sigue la pobreza en el campo, donde existe mucho rezago, hambre, desesperación e inconformidad, lo cual ha favorecido la violencia e inseguridad desde hace décadas y que se prometió erradicar con “educación y abrazos”. Pero se les olvidó considerar en su momento que al ser algo resultado de décadas de abandono y desesperación, no podía ser resuelto de la noche a la mañana, ni podrá resolverse dando dinero a diestra y siniestra. Los recursos siempre serán limitados y las necesidades infinitas.

Para muchos, por no decir la mayoría, el futuro no es prometedor. Con el alza de la gasolina se encarece el transporte, tanto de pasajeros como de alimentos, eso implica alzas para compensar ese gasto y empieza un efecto dominó. Eso lo entiende hasta el más desconocedor en materia de economía.

En cuanto a los ahorros, pues no queda más que regresar al viejo esquema de los abuelos, de guardar el dinero en una lata, en un cofre, entre la ropa o bajo la cama, total, ya sea por intrusos o por la administración fiscal, se corre el mismo riesgo de ser despojado del dinero.

Es bueno conocer la historia porque nos hace darnos cuenta de que el hombre tiene la capacidad del cambio de las instituciones que crea y así como el PRI recibió una dura lección en 2000 y en 2018 cuando perdió la presidencia de la República y su mayoría en el Congreso, no sería raro que quienes ahora ofrecieron un nuevo horizonte pierdan espacios, por no haber sabido encauzar el país. Aunque, claro está, todo podría pasar y al final, podría ser que los electores se olviden de todo y nuevamente salgan a votar creyendo en esas promesas rotas.

Las elecciones dentro de dos años serán el medidor para el actual régimen, ojalá que en realidad los mexicanos disfruten un cambio positivo, en vez de seguir la senda del desastre.

Hasta la próxima…

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