Revelan nuevos hallazgos en estudio del cráter de Chicxulub

El impacto del meteorito en Chicxulub extinguió al 76% de la vida en la Tierra hace 66 millones de años, pero el descubrimiento de microfósiles y nanoalgas fósiles marinos revelan que la vida se recuperó más rápido de lo que se pensaba

EL IMPACTO DEL METEORITO en el cráter de Chicxulub extinguió al 76 por ciento de la vida en la tierra hace 66 millones de años, pero el hallazgo y estudio reciente de microfósiles y nanoalgas fósiles marinos revelan que la vida se recuperó más rápido de lo que se pensaba.

Un grupo internacional de científicos, entre ellos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), descubrieron que la vida se recuperó en aproximadamente 30 mil años que, en tiempo geológico, es considerado muy breve para los daños causados hace 66 millones de años por el asteroide que cambió la historia del planeta.

Los especialistas estudiaron las rocas de la zona del impacto en el cráter Chicxulub, en la península de Yucatán, e identificaron y trabajaron con microorganismos marinos que los llevaron a la anterior afirmación y que serán publicados en la revista “Nature Research”.

Los geólogos Jaime Urrutia Fucugauchi y Ligia Pérez-Cruz, del Instituto de Geofísica de la UNAM y parte del equipo científico, ofrecieron hoy una conferencia de prensa para dar a conocer los recientes hallazgos. Pérez Cruz explicó que el estudio de los microorganismos en las rocas les permitieron los nuevos hallazgos y explicó que se trata de organismos pequeños que tienen “esqueletos” de carbonato de calcio, lo que hace que se hayan preservado en el registro geológico. Se trata de los microorganismos cocolitos (algas calcáreas), foraminíferos planctónicos (conchitas con carbonato de calcio) e icnofósiles, que gracias a las condiciones de circulación oceánica pudieron ocupar esos espacios para posteriormente diversificarse y evolucionar.

Explicaron que su existencia fue posible a la productividad del oceáno, es decir, a los nutrientes del mar como hierro y nitrato de fosfato.

“Lo que estos microorganismos nos dicen, y es lo que estamos estudiando, es cómo la productividad marina se recuperó en este ambiente afectado por el impacto”, precisó Ligia Pérez-Cruz.

Los microfósiles documentados, que pertenecen a un grupo de microorganismos que hay aún hoy en día en la superficie del agua y en los sedimentos marinos, son evidencia de que otras formas de vida microscópicas llegaron al cráter luego del impacto y sirven como una referencia para reconstrucciones ambientales.

Los hallazgos del impacto del meteorito en Chicxulub se habían centrado, principalmente en términos de divulgación científica, en el grupo de reptiles que dominaban los continentes: los dinosaurios y su proceso se extinción. Sin embargo, la investigación reciente y de la que dieron cuenta los expertos de la máxima casa de estudios brinda nueva información.

Las poblaciones de microorganismos marinos fueron las que sufrieron las tasas de pérdida más altas, y se calcula que más del 90 por ciento de los foraminíferos se extinguió. Las especies reportadas ahora son distintas a las que estaban y los científicos continuarán analizándolas para complementar el modelo de edad, y definir con mayor precisión las tasas de sedimentación en un contexto regional del Golfo de México.

“Los resultados permiten entender las causas y efectos de las extinciones en la desaparición masiva del fin del Mesozoico, y son de interés para comprender otras extinciones masivas, conlcuyendo las actuales asociadas a la actividad antropogénica”, consideró Jaime Urrutia. En 2016, a través de la Expedición 364 del programa Internacional de Descubrimientos en los Oceános y con el apoyo del buque oceonográfico Justo Sierra, de la UNAM, se definió el sitio para perforación marina idónea en el sector central del cráter de Chicxulub.

A partir de este trabajo, se obtuvieron diferentes muestras que se están analizando en diferentes grupos científicos. En la UNAM, se realizan las investigaciones en las instalaciones de los laboratorios de Paleoceanografìa y de Análisis de Núcleos, del programa Universitario de Perforaciones en Continentes y Oceános.

Texto y foto: EFE

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