Por Gabriel Ortiz
La jornada 5 del campeonato de fútbol mexicano ha sido letal para algunos técnicos. El caso más llamativo es sin duda el del Chelis, debido a que empieza a ser recurrente su falta de resultados, sin importar el equipo que comande. Parece que los días del Chelis como entrenador están llegando a su fin, pero la realidad de los últimos años es que el despido de técnicos en las primeras jornadas es ya la regla y no la excepción. ¿vivimos una crisis en los banquillos del balompié mexicano?
Desde hace tiempo vemos recorrer los puestos de entrenador a los mismo nombres, saltando de club en club sin consolidarse y consolidar un proyecto deportivo que trascienda. Incluso el caso del entrenador de los Tigres es cuestionable, pues a pesar de su larga permanencia y títulos de liga conseguidos, es reconocido por los seguidores del club que las formas del Tuca no cuentan con el apoyo y gusto de la hinchada, más aún cuando pareciera que la nómina del club, sus figuras y recursos habrían alcanzado ya para tener al menos el doble de resultados positivos que tienen a la fecha.
El caso de los técnicos nuevos no va por mejor camino. El caso de Francisco Palencia y su paso por los banquillos es muestra de que tampoco las generaciones más recientes están cumpliendo las expectativas. ¿qué repercusiones está teniendo esto en el nivel del fútbol mexicano? Solemos hablar de los jugadores como grandes culpables de los fracasos en competencias internacionales y del bajo nivel de la liga profesional, pero parece momento de reflexionar acerca del estancamiento existente en la formación y surgimiento de talentos en el banquillo. Mientras no exista una nueva generación de técnicos que comprenda el fútbol moderno es probable que sigamos experimentando un retraso general en el desarrollo del deporte más popular de México.
