Normalmente en los pueblos como Tixcacalcupul se habilitan casas de particulares como clandestinos, en las que los hombres compran cervezas o alcohol. Estos lugares, aunque son conocidos por las autoridades, éstas no hacen nada por erradicarlos. ¿Los motivos? No se saben.
Así lo manifestó un grupo de mujeres que, cansadas de que los hombres gasten parte del presupuesto familiar en las bebidas embriagantes afectando a las familias, alzaron la voz en contra de las autoridades municipales encabezadas por José Tun Hoil, que nada hacen para erradicar el problema.
Y no solo son las presentes autoridades, este es un mal que por años gobiernos van y vienen y nada les importa luchar en contra de las personas que venden bebidas embriagantes, y lo peor es que esto trae daños colaterales, ya que al influjo del alcohol, la violencia contra las mujeres, afecta mucho.
Y todavía los daños van más allá, porque los hijos varones de los hombres que toman y golpean a sus mujeres, cuando crecen siguen el ejemplo de sus padres y se va formando una cadena generacional que hunde en la miseria a las familias de Tixcacalcupul.
Texto: Edmundo Hernández
Fotos: Agencias
