Tras COVID-19, la Unam comienza semestre de clases vía remota

En un comunicado, la máxima casa de estudios del país declara que busca desarrollar su capacidad tecnológica, creatividad e imaginación, para brindar a sus alumnas y alumnos una educación de alta calidad

A partir de hoy, arrancará el semestre en la UNAM y, por primera vez, no será de manera presencial sino vía remota y “en condiciones inéditas”, tras la pandemia por COVID-19.

—Las clases de este nuevo ciclo, que formalmente se pone en marcha hoy, comenzarán de manera paulatina a lo largo de la semana y hasta el próximo lunes 28 de septiembre, según lo hayan determinado las autoridades de cada facultad, escuela o plantel del bachillerato —dijo la institución en comunicado de prensa.

Ante los desafíos de la contingencia sanitaria, la UNAM ha buscado desarrollar su capacidad tecnológica, “creatividad e imaginación, para brindar a sus alumnas y alumnos una educación a distancia de alta calidad”.

La institución insistió en que la nueva realidad educativa no estará exenta de dificultades y que “atender de manera remota a todo el universo de una de las comunidades estudiantiles más grandes y diversas del mundo, requerirá seguramente de medidas extraordinarias”.

Sin tecnología

En otra noticia, sin tecnología, así estudian en la Montaña de Guerrero frente a la pandemia. Ofelia Montealegre Vázquez está sentada en un banco elaborando un huipil de telar de cintura; de vez en cuando con la mano derecha mece a su hija de dos meses de nacida que duerme en una hamaca. Elia, su hija de ocho años, en una pequeña mesa resuelve ejercicios de español que le entregó su profesor como parte del nuevo ciclo escolar.

En la comunidad de Yuvinani, municipio de Metlatónoc, en la Montaña de Guerrero, Ofelia y sus dos hijas habitan en un cuarto de paredes de madera percudida de tanto humo, con techo de láminas de cartón y piso de tierra.

Elia resuelve sola los ejercicios escolares; los que puede, porque apenas comienza a comprender el español y por eso la última semana entregó a su profesor los ejercicios incompletos.

Cada 15 días recibe un compilado de ejercicios de las diferentes materias del tercer grado de primaria. En su casa, la niña no cuenta con televisor ni celular, menos con una computadora. Es más, en su pueblo no hay señal de internet ni de televisión abierta.

Aunado a esto, Elia tiene que ayudar con las labores de la casa: lava ropa, los trastes, barre, alimenta a sus animales y, cuando toca, va al campo a limpiar o a abonar la milpa. En realidad, hace tareas cuando algunas de estas actividades no se le cruzan.

—Nunca hemos tenido celular, no nos alcanza para comprar uno y no sabemos usarlo —dijo Ofelia en tu´un savi (su lengua nativa) y luego traduce el profesor Leonel Rivero.

—¿Y cómo le ayudan con sus tareas a Elia?”, se le pregunta. “No le ayudamos, yo no sé leer ni escribir, tampoco hablo español, nunca pisé la escuela —respondió con un gesto de frustración.

Ofelia creció en la comunidad de Titiakumi.

Texto y foto: Cortesía

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