Una aguja en este pajar (1 de 2)

Por Sergio Aguilar

Conforme nos acercamos al fin del año, vemos la situación actual como un hermano menor que, tras crecer, se da cuenta de que su hermano mayor siempre tuvo razón.

Con esto me refiero a la posición de leer la historia desde su final, pero no porque la historia se haya terminado, sino porque estamos a final de la historia misma: hoy.

Y con esto quiero decir la necesidad de abrir una nueva página de la historia, el mañana, como un modo de reescribir esté presente estremecedor.

Este presente está marcado con la contundente y triste lección dada por Walter Benjamín hace varias décadas, en el famoso ensayo sobre la obra de arte: “La autoalienación de la humanidad ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como goce estético”.

Es una lección triste por lo actual que resulta, pues nos invita a pensar si acaso la lucha ecológica, la lucha feminista, la lucha por los derechos y la diversidad sexual, y muchas otras luchas de hoy, no están siendo fagocitadas por el sistema que creó las condiciones contra las que se lucha en primer lugar. Me refiero, claro, a los medios de comunicación.

El periodista es, sin dudas, el profesional que mayor dignidad y respeto ha perdido en los últimos años. En buena medida, el Periodismo como Institución subordinada a la lógica de la sociedad del espectáculo ha echado tierra encima misma, se ha disparado continuamente en el pie.
Esto lo sabemos gracias a las fake news, producto de esta lógica enfermiza de conseguir clicks y desacreditar el trabajo reporteril con tal de escandalizar gratuitamente. El asunto Uber y aeropuertos que estalló esta semana debe de recordárnoslo.

El tema al que quiero llegar es que hallar la aguja en el pajar sería hallar algo más allá que lo que estoy señalando. Sería entender las causas por las que el periodismo está fallando a su misión. Esa revisión es lo que plantearé en las siguientes entregas.

 

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