Veredicto: culpable

Por Armando Escalante

Las sentencias  sociales que suelen darse más rápido que los juicios orales que se siguen en los tribunales, decretaron la semana pasada un nuevo y duro veredicto con más celeridad que otros casos: las redes declararon absolutamente culpable al detenido que presuntamente golpeó a su pareja, al grado de mandarla al hospital. Otro triste caso de violencia contra la mujer que generó una enorme reacción en todos los sectores y formas de comunicación.

Como suele ocurrir en otros múltiples temas, la condena popular en facebook fue demoledora, sin esperar el desahogo de prueba alguna y sin más testigo o fiscal acusador que las fotografías de la víctima reproducidas con autorización de la familia, amigos y hasta de las autoridades que acudieron a atender el caso. Y es que en situaciones tan delicadas como estas difícilmente el fallo popular pueda ser otro, o tenga clemencia contra el acusado.

Pero volvamos a la triste realidad que no es ajena a las redes hoy en crisis: por más que le parezca a usted correcto expresarse -en forma furiosa- y sumar su voz a una condena general contra algún violento sujeto involucrado en cualquier caso, no pierda de vista que primero que su opinión y su creencia, está el ejercicio de la ley. La justicia, nada más.
El caso está en manos de la autoridad y de los tribunales y es ahí donde sin duda se va a dictar una sentencia. No se gana nada abonando el ciberespacio con mensajes de odio contra un delincuente, pidiendo que “lo maten”, que lo castiguen lesionándolo igual que como él dejó a su víctima, porque no así funciona una sociedad. Por más coraje que se tenga, debe prevalecer la sensatez.

El llamado -otra vez- es a la serenidad porque le aseguro que en situaciones de estas las voces sobran y la suya o la mia no van a cambiar en nada el final del asunto por más adjetivos que le pongamos.

El riesgo está en alzar la voz para pedir justicia por mano propia ya que eso terminaría por llevarnos al rompimiento del estado de derecho, acabaría con el marco institucional y eso no le conviene a usted -que se enoja y se pone rabioso de coraje- ni le conviene a los demás, que igual nos enojamos cuando ocurren cosas tan graves como estas.
Aguántese las ganas de “matar” desde las redes sociales a los demás.

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